¿En qué se diferencian realmente la economía ecológica y la economía neoclásica? ¿Y por qué esta distinción es clave en tiempos de crisis planetaria?
La economía: ¿una ciencia exacta o una ciencia social?
A pesar de su uso frecuente de números y modelos matemáticos, la economía es una ciencia social, influenciada por la psicología, la filosofía y la sociología. Sin embargo, muchos economistas formados en el enfoque neoclásico la tratan como una ciencia exacta, basada en ecuaciones de equilibrio y eficiencia.
Fundamentos de la economía neoclásica
La economía neoclásica se enfoca en cómo la oferta y la demanda generan equilibrios eficientes, entendiendo la eficiencia como la asignación óptima de recursos para maximizar el consumo. Su base se asienta sobre tres ejes: mercado, consumo y producción.
Cualquier impacto ambiental es considerado una externalidad, es decir, un efecto colateral que se puede corregir con precios, impuestos o compensaciones.
El enfoque de la economía ecológica
En contraste, la economía ecológica parte del reconocimiento de que toda actividad económica depende de los servicios que brinda el planeta. Este enfoque propone:
- Usar los recursos renovables dentro de su capacidad de regeneración.
- Minimizar el uso de recursos no renovables y promover su reutilización.
- Priorizar la distribución justa y el equilibrio ecológico.
¿Cómo aborda cada modelo la crisis ambiental?
Mientras el modelo neoclásico sugiere que los problemas ambientales se resuelven con precios e incentivos, la economía ecológica propone regulaciones firmes, límites absolutos a la degradación y una transformación de los sistemas productivos.
Los neoclásicos confían en que los mercados encontrarán sustitutos cuando un recurso escasea. Los ecologistas, en cambio, insisten en que no todos los recursos son sustituibles y que muchas funciones del ecosistema son irremplazables.
La economía ecológica en la política pública
Gracias al trabajo de científicos como Johan Rockström, con su marco de los límites planetarios, y de economistas como Kate Raworth, creadora del modelo de Doughnut Economics, la economía ecológica ha ganado relevancia.
Ciudades como Ámsterdam y Berlín ya integran estos principios en su planificación urbana, mostrando que este enfoque no solo es posible, sino necesario.
Conclusión
La economía ecológica y la neoclásica ofrecen visiones profundamente diferentes del mundo. Mientras una persigue eficiencia dentro del mercado, la otra busca equilibrio entre bienestar humano y sostenibilidad planetaria. Entender estas diferencias es esencial para construir un futuro justo y ecológicamente viable.