¿Quién tiene la razón cuando hablamos de crisis climática: los corporativos o los activistas? En el mundo ambiental, dividir opiniones nos aleja de la solución.
La trampa de los prejuicios en el mundo ambiental
Todos tenemos prejuicios. Estos atajos mentales nos ayudan a entender el mundo, pero también nos llevan a juzgar a otros grupos sociales. En el movimiento ambiental esto se traduce en corporativos que desconfían de los activistas y en activistas que consideran que toda acción empresarial es greenwashing.
Esta división profundiza la polarización y dificulta la construcción de narrativas compartidas que nuestro planeta necesita con urgencia.
¿Es posible una transformación ecológica real?
Desde mi visión, construir sociedades realmente ecológicas requiere una transformación tan profunda de nuestros sistemas productivos y sociales que es incompatible con una brújula orientada únicamente al crecimiento económico.
Para lograrlo, necesitamos más que ataques y confrontaciones. Necesitamos amor, conexión y empatía.
Activismo desde la conexión, no desde la confrontación
Figuras verdaderamente transformadoras a lo largo de la historia lograron cambios gracias a mensajes de unión, no de odio. Como señala el monje budista Thich Nhat Hanh: “Nuestro enemigo no es el otro. Nuestro enemigo es el odio, la violencia, la discriminación y el miedo.”
Aunque el enojo es comprensible en tiempos de crisis climática y desigualdad, el odio no construye soluciones.
Greta Thunberg pidió entrar en pánico ante la emergencia climática, pero el verdadero cambio duradero vendrá de construir puentes, no muros.
La fuerza transformadora del amor
Conectar con quienes piensan diferente desde el amor desarma los conflictos. Como me dijo un amigo sabio: «Cuando enfrentas a alguien desde el amor, pierden el poder sobre ti.»
Esto no implica ignorar las injusticias ni ser ingenuos. Se trata de actuar desde la conciencia de que no vemos el mundo como es, sino como somos.
Conclusión
Para ser mejores gestores del cambio climático y construir un mundo verdaderamente sostenible, necesitamos mirar el mundo con más altruismo, amor y conexión. La transformación no será posible desde el juicio, sino desde el reconocimiento de nuestra humanidad compartida.
