Colombia enfrenta un «triple riesgo» en el contexto de la transición energética mundial. ¿Está preparado para asumir el desafío?
El triple riesgo de Colombia
Colombia enfrenta lo que académicos han denominado un “triple riesgo”:
- Dependencia de las exportaciones de carbón y petróleo.
- Importante proporción de ingresos fiscales provenientes de regalías y ventas de combustibles fósiles.
- Alta dependencia económica del petróleo, lo que pone en riesgo la estabilidad financiera ante cambios globales.
Este panorama plantea un enorme reto en el que el Gobierno tendrá un papel clave.
¿Qué tan preparada está Colombia?
La transición energética ya es una realidad. En la última COP, los países se comprometieron a:
- Triplicar la producción de energías renovables para 2030.
- Eliminar subsidios ineficientes a los combustibles fósiles.
- Transitar hacia una era post combustibles fósiles.
Las agencias multilaterales están movilizando recursos para apoyar esta transformación. Pero, ¿en qué posición queda Colombia?
Un informe del Fondo Monetario Internacional (FMI) indica:
- El petróleo colombiano es costoso de extraer. En un escenario de baja demanda, sería poco competitivo.
- La economía colombiana no está diversificada. Una caída en la demanda internacional de petróleo sería devastadora.
- La huella de carbono del petróleo colombiano es baja. Esto podría ser una ventaja en futuros mercados que prioricen bajas emisiones.
¿Hay oportunidades en la transición energética?
Según el informe de Transforma, Latinoamérica tiene un gran potencial gracias a sus reservas de minerales críticos (litio, cobalto, cobre, níquel, entre otros). Sin embargo, Colombia no lidera en este campo: países como Bolivia, Argentina y Chile concentran la mayor parte de las reservas.
Colombia ha dado pasos regulatorios hacia la transición, pero carece de una ventaja competitiva estratégica en minerales para energía limpia.
¿Qué papel jugará la justicia climática?
La Transición Energética Justa busca evitar que países vulnerables sean los principales perdedores de la transición global.
Colombia ha firmado el Tratado de No Proliferación de Combustibles Fósiles, esperando que se logre un acuerdo internacional donde las economías más responsables de la crisis apoyen a las menos privilegiadas.
El éxito de este esfuerzo, sin embargo, es incierto.
Conclusión
Colombia está en un punto crítico: su dependencia al petróleo la expone a grandes riesgos en la transición energética. Sin estrategias claras de diversificación económica y cooperación internacional efectiva, el país podría quedar rezagado en el nuevo orden energético mundial.