¿De qué sirven las COP?

A propósito de la COP16 que se llevó a cabo en Cali, ¿de qué sirven realmente las COP a la hora de hablar sobre cambio climático y desafíos en esta materia?

La COP que acabó la anterior semana en Cali fue un espectáculo que congregó todas las posibles narrativas, contradicciones y tensiones dentro del mundo ambiental, como uno se imaginaría que debe ser la negociación mundial sobre en qué pueden ponerse de acuerdo los países para ver cómo manejan su biodiversidad.

Son tres las conferencias internacionales donde se busca negociar tratados que apoyen a solucionar problemas ambientales: cambio climático, desertificación y biodiversidad; la que vivimos en Cali fue la de biodiversidad, que sucede cada dos años. El lugar donde estamos actualmente también debe interpretarse como el resultado de un sinfín de acontecimientos históricos: a) el estado-nación como el mecanismo dominante de identidad y de gobernanza de los pueblos; b) la autodeterminación y soberanía del estado-nación como un principio imperativo de la gobernanza multilateral; c) el capitalismo como el sistema económico imperante en donde el afán de lucro crea incentivos para degradar el planeta; d) una globalización desbordada en donde identificar quiénes son los que consumen y quiénes son los que producen se hace cada vez más difícil y una larga lista de etcéteras…

Pero, ¿De qué sirven realmente las COPs para transformar el mundo hacia la regeneración? Creería que el mayor éxito de estas conferencias, que en Cali fue todo un acierto, es crear momentum en la sociedad sobre lo importante que es cambiar los sistemas productivos y culturales hacia la regeneración. Más de 700 mil personas estuvieron ahí interactuando con la COP en Cali. Esta COP logró mover conversaciones en torno al medio ambiente, conversaciones que muchas veces parecen muy técnicas pero que en este caso sí lograron involucrar a la generalidad de la población. Tal vez la tarea más importante que tenemos los ambientalistas es involucrar cada vez a más personas en la causa, así que en ese sentido me pareció un éxito.

Este también es el espacio en donde se pueden crear alianzas y conexiones entre distintos movimientos sociales a través del mundo que estén abogando por causas similares. Que los líderes ambientales puedan crear redes mundiales es de vital importancia para apalancar el movimiento ambiental a las dimensiones que los retos que estamos viviendo requieren. También es un espacio donde voces que no todos los días tienen la oportunidad y las conexiones que requieren para salvaguardar sus territorios pueden tenerla. Aunque también debe reconocerse que las COPs no dejan de ser espacios donde se ven los juegos de poder y donde muchos discursos son instrumentalizados para mantener estructuras desiguales e injustas. 

Ahora, en referencia a los resultados de las negociaciones, creo que estamos infinitamente lejos de las metas (sobre todo de financiación) a las que se apuntan. Se supone que la financiación en biodiversidad de los países del norte a los del sur debe llegar a los 20 billones de dólares a 2025 y estamos extremadamente lejos de esa cifra. No hubo consenso en cuanto a los instrumentos y mecanismos de financiación. Para todos los que somos conscientes sobre los riesgos a los que nos enfrenta la triple crisis (cambio climático-biodiversidad-contaminación) es absolutamente evidente que los consensos a los que se han llegado hasta el momento son absolutamente insuficientes.

Pero también es cierto que es a través de la articulación de la ciudadanía que los gobiernos y sus representantes pueden terminar ejerciendo los cambios que se les pide. Debemos seguir exigiendo, pero al mismo tiempo desconfiando enormemente de este proceso; serán las mismas comunidades quienes definan su propio destino a través de todo el mundo.

Existen muchos lunares en los resultados de estas negociaciones, pero lo que a mí más me preocupa es que las discusiones todavía giran demasiado en torno al lado de la protección del ambiente mediante instrumentos regulatorios en campo y en actividades de conservación y restauración de territorios específicos, pero no en torno a la imperiosa necesidad de reducir el ritmo de vida consumista de las sociedades contemporáneas. Si no abordamos esa problemática, los problemas se seguirán acumulando y pareciera que en las conversaciones multilaterales no hay intención en divisar mecanismos regulatorios para resolver eso.

Por: Daniel Gutiérrez Patino

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